Mi situación hace un año era llevar a mi hija mayor al colegio a las 8:30 a.m. y de ahí llevar al otro a la guardería, que abría a las 9:00. Muchos padres y abuelos hacen esto, no es una cosa inusual… pero para mí salir de casa con los dos se trataba de todo un reto. Edgar (de 2 añitos recién cumplidos, porque además él nació el 31 de diciembre) se negaba a sentarse en el carrito, llegó a romperlo. Chillaba y lloraba sin consuelo. Ariadna (de 4 años y medio) también llorando porque su hermano le había mordido (y un buen mordisco, dejando un buen morado y a veces incluso heridas). A base de fuerza, conseguía sentar a Edgar en el carrito, pero eso no auguraba un buen trayecto. Por el camino se ponía de pie en el cochecito y saltar a la acera para echarse a correr sin mirar calzada ni nada; si por lo que fuera no conseguía soltarse, ponía los piececitos encima de las ruedas para frenarme, se quitaba zapatos y calcetines… Los terribles 2 años estaban siendo muy temibles y yo estaba al borde de un ataque de nervios.
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Cuando llegábamos a su guardería yo estaba afónica de tanto gritar, sudada de tanto correr, del agobio, por el sentimiento de impotencia que me quemaba por dentro. Me consolaba diciendo que mi hijo era movido, con carácter… pero cuando las otras madres en la puerta del colegio me decían “Me quito el sombrero ante ti”, “Qué paciencia tienes”, “Y yo me quejo de los míos…”, “¿Cómo lo haces?”, y una larga lista de comentarios que me hicieron pensar ¿Por qué me pasa esto a mí, a mi hijo? ¿A caso mi hijo no recibe todo lo que necesita? Antes de dedicarme al mundo de la comunicación, había trabajado 10 años en el entorno escolar (como maestra de inglés) y nunca me había enfrentado a una situación así, ni siquiera con mi hija mayor.
Empecé apuntándome al Reto del Rinoceronte Naranja, dejé de gritar y parecía que funcionaba, sobre todo con Ariadna. Pero para Edgar no era suficiente. Y en ese punto de mi vida en el que estábamos en el borde del abismo, di con Edúkame. Edukame es un equipo de profesionales expertos en pedagogía, educación emocional, familia y desarrollo infantil. En su página web ofrecen toda una serie de herramientas geniales para ayudar a los padres en momentos importantes del desarrollo de sus hijos, especialmente entre los 0 y 6 años. Ofrecen un boletín con muchos artículos de consulta, una revista digital mensual que trata temas muy diversos (miedos, rabietas, como decir adiós al pañal…) y las Edukabox, unas cajitas temáticas con todo el material necesario para ayudarte a superar alguna etapa en concreto, siempre desde la visión del buen desarrollo de las emociones. Su reto es construir un mundo mejor.
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Hace prácticamente un año de esta situación que empezaba a ser un problema en casa. Conectando con él a través de las emociones hemos conseguido que nuestra relación sea diferente. Ahora, me pide un abrazo cuando se siente triste (hace unos meses, hubiera empezado una pataleta descomunal). Mi hijo está mucho más tranquilo, más cariñoso, ya no pega y es un niño feliz. Yo ya no grito y estamos todos mucho más contentos ;-)